La masiva renuncia de militantes de partido Comunes y el nacimiento de un nuevo partido para la paz

La masiva renuncia de militantes de partido Comunes y el nacimiento de un nuevo partido para la paz

Rodrigo Londoño, «Timochenko», presidente del partido Comunes. Fotografía EFE.

Se conoció, en la mañana del viernes 22 de julio, una carta firmada por 300 militantes de Comunes con motivo de declarar su renuncia al partido, creado tras la firma del Acuerdo de Paz en 2017 y que ocupa por derecho 10 escaños en el Congreso: 5 en el Senado y otros 5 en la Cámara de Representantes.

Quienes suscribimos esta carta, fundadores y fundadoras del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), hoy Comunes, hemos tomado la decisión de romper todo vínculo de afiliación o militancia con dicho partido

La exsenadora Victoria Sandino y el senador Israel Zúñiga aparecen dentro de los firmantes de la carta de renuncia, que como principal queja atribuye al partido una carencia del ejercicio democrático y un tratamiento “hegemónico” por parte de la dirección del mismo.

Los firmantes señalaron no sentirse representados en el partido, pues en sus consideraciones las instancias actuales impulsadas “en nada coinciden con nuestra historia de lucha”.

Somos testigos de la manera como un reducido núcleo de dirección de este partido hoy concentra y usufructúa los espacios para la reincorporación de todas y todos los antiguos combatientes, politizando aspectos como la seguridad, la participación política y la reincorporación socioeconómica, como ocurre en el Consejo Nacional de Reincorporación(CNR), la CSIVI, y la Subdirección Especializada de la Unidad Nacional de Protección, programa creado para la seguridad y protección de los firmantes del acuerdo de paz, pero que hoy se ha convertido en una bolsa de empleo de algunos dirigentes de este partido, violando las garantías de quienes hoy asumimos posturas críticas”.

Señalaron, además, que al ser detractores del partido fueron excluidos y estigmatizados, en un momento trágico en temas de seguridad y protección de excombatientes y firmantes de paz, cuyos asesinatos suman 337 víctimas desde la firma del Acuerdo de Paz.

Los firmantes lamentaron una falta “de espacios para el debate democrático” en un partido donde “el poder del núcleo hegemónico” prima ante cualquier crítica temática o estructural.

Lo anterior se reafirma con la forma displicente y dilatoria como se trató nuestra solicitud de escisión, un mecanismo que en la mayoría de los partidos de espíritu democrático busca garantizar la participación política de quienes discrepan de las posturas hegemónicas, dando la impresión que lo que quieren es nuestra muerte política”.

A pesar de su escisión se declararon firmes en persistir “la construcción de paz que suscribimos en el Acuerdo de La Habana”, y que se sumarán a los esfuerzos para impulsar una paz total y “completa”, incluyendo también a todos los grupos armados que siguen en lucha, “como única fórmula de lograr la paz con justicia social que Colombia anhela”.

Afirmaron, finalmente, que conformarán un nuevo proceso político que retomará las instancias de Manuel Marulanda y Jacobo Arenas. Instancias que, señalaron, Comunes ha abandonado desde hace tiempo.

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