Una Suplica por la Reconciliación

Una Suplica por la Reconciliación

1. ¿Qué es la paz?

A cualquier persona que se le pregunte ¿Qué es la paz? Responderá con su propia definición, de acuerdo con sus propios intereses e intentará una definición subjetiva. Nadie dará una respuesta suficiente para adoptar como una definición universal.  De ahí la dificultad de su identificación valida.  A pesar de ser un derecho fundamental del ser humano, cada día se cometen miles de violaciones de los derechos humanos en una supuesta y siempre infructuosa búsqueda de la paz.

Pero habrá que proponer algo que sea suficiente para el fin que nos proponemos en Colombia cumpliendo el mandato de nuestra Constitución Nacional, que nos indica que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimento, pues adolece de esa misma ausencia de concreción en el término PAZ.  Nos remite a cumplir obligatoriamente una paz acorde a nuestros intereses y subjetividades.

Nos atreveremos, solo para este escrito, a decir que Paz es la posibilidad que tiene un ser humano de vivir plenamente en medio de la plenitud de vida de los demás.

2. El conflicto.

La historia se mueve por la dialéctica en la realidad, en el presente, por las contradicciones, por los conflictos. En medio de los múltiples conflictos en los que estamos inmersos, la paz resultaría siendo la posibilidad de gestionarlos sin violencia.  Podría decirse en palabras del maestro Estanislao Zuleta*, que “(..) Una sociedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos. De vivir no a pesar de ellos sino productiva e inteligentemente en ellos”.

Luego, podríamos aceptar que el conflicto es un innato motor de la historia, que es de la esencia del Ser Humano y que lo malo es gestionarlo incorrectamente y resolverlo violentamente.  Es cuando deberíamos diferenciar un conflicto que se resuelve de consenso, con equidad, de otro que se resuelve imponiéndose sobre el otro, por cualquier medio violento.  Así se genera una afectación o un daño, se genera un nuevo conflicto y escala a mayor violencia. El circulo vicioso de la violencia que arrastra y convierte a las generaciones de víctimas en victimarios y a estos nuevamente en las victimas.  Acaban siendo las víctimas de las victimas; un juego de palabras que refleja una realidad monstruosa a través de toda la historia.  Un círculo vicioso que solo se puede detener haciendo un alto consciente con un acto de reconciliación.

3. El fin del conflicto.

 La reconciliación es un acto consciente entre seres humanos vivos que son parte en un conflicto y que quieren cesar el circulo vicioso de conflictos que los involucra. Entre víctimas y victimarios solo puede darse un acto de reconciliación si se realiza dando a conocer toda la Verdad, si hay compensación del daño mediante la Justicia restaurativa y la Reparación, y desde luego si hay un compromiso de los involucrados en solucionar las causas y no repetir los agravios. No hablamos siquiera del perdón, tema que pertenece al campo de la moral.

Si algo hay que mostrar en los recientes procesos de paz del estado colombiano con los grupos de autodefensas y con las FARC, el papel determinante que han tenido las víctimas y hay que reconocer que estas han liderado un verdadero proceso de Reconciliación dentro de esos procesos de paz. La gran lección que le han dado al mundo es que alcanzar la paz por la vía de la reconciliación es posible.

4. ¡!PAREN YA¡¡

La polarización, el conflicto no resuelto, escalado y violento están arrasando a Colombia. Cada vez es más aterradora la dolorosa ola de violencia que surge por todos lados golpeando sin cesar a millones y arrastrando al círculo vicioso cada día a más personas. Desde el uso del lenguaje en la vida diaria de las personas y en los medios de comunicación masivos se promueve la violencia y el odio.  Se aumenta la sensación de inseguridad generando zozobra y atribuyéndole al otro condiciones negativas que no le corresponden o aumentándolas. Los violentos acentúan su actuar dañino persiguiendo réditos políticos o beneficios legales.  Casi pudiéramos decir que ya estamos en el peor de los mundos violentos y que ya tocamos fondo, aunque a muchos nos queda la sensación que aún falta más violencia y odio por sufrir.

5. Una súplica por la reconciliación

El uno está primero que el dos.  Resulta de Perogrullo, apenas obvio, decir que la reconciliación está primero que la paz. La reconciliación es un acto ético entre las personas, la paz es uno de los estados del alma. La definición de Paz flota en el campo moral, de cada cual, y cada cual se dará su propia definición.  Lo que es cierto es que, para llegar a la paz, cualquiera sea la definición que se le dé a este concepto, hay que llegar primero a reconciliarse, consigo mismo y con los demás, más aún si se es o se ha sido víctima o victimario.  Pero también deberemos tener en nuestras cuentas que todos hemos sido víctimas de un Establecimiento y un Estado Indolente, y que también en distintos niveles somos victimarios por acción u omisión en ejercicio muchas veces social e inadvertido de diversas formas de violencia, que requerirían diversos actos de reconciliación. (Domésticos, Laborales, Familiares, vecinales, deportivos, comunales etc.) Dependiendo de su forma de actuar pueden existir tantas víctimas como actividades de la vida social de cada persona.

Apreciada lectora o lector: Mi suplica es por la reconciliación Nacional pero también por la Personal, como la única manera de alcanzar la Paz, independientemente de la forma como usted la conciba. Démosle todos una oportunidad a la paz pensando sobre la reconciliación tanto en Colombia como en su propio entorno personal y actuando.  Son procesos transgeneracionales, no habrá nunca una paz instantánea, pero si se quiere alcanzar la Paz algún día, la Reconciliación es el camino.

ANTONIO J. GARCÍA FERNÁNDEZ

OBRERO DE LA RECONCILIACIÓN.

*Estanislao Zuleta.

Discurso “Sobre la guerra”

Nota: el contenido del artículo es responsabilidad exclusiva del autor.