A 19 años del desplazamiento de Peñas Coloradas, aún no hay posibilidades de retorno

<strong>A 19 años del desplazamiento de Peñas Coloradas, aún no hay posibilidades de retorno</strong>
Concesión de Norvey Caro Duque

Este fin de semana la Comisión de Justicia y Paz participó en la conmemoración del desplazamiento en Cartagena del Chairá, con organizaciones locales integrantes de la red Somos Génesis. Se contó con la presencia del Alto Comisionado de Paz, de las Naciones Unidas, de observadores internacionales, de la embajada de Irlanda y de agencias. También una delegación, de unas veinte personas, hizo un recorrido hasta Peñas Coloradas. El pueblo se sitúa en la región del rio Caguán, departamento del Caquetá, y estaba conformado por 420 casas, entre negocios y viviendas. Son en total 744 las familias que fueron desplazadas del 25 al 29 de abril del 2004. Contagio Radio entrevistó a Norvey Caro Duque, uno de los líderes de esta comunidad, quien ahora reside en Florencia, Caquetá, esperando a que se dé el retorno. El recorrido puedes consultarlo en nuestro twitter.

Por Sara Bonoldi, Contagio Radio

Bogotá. Peñas Coloradas es un pueblo en la región del rio Caguán, departamento del Caquetá; la cabecera municipal es Cartagena del Chairá y el corregimiento más cercano es Santa Fe del Caguán. Se trataba de un caserío a la orilla del rio conformado por 420 casas, entre negocios y viviendas, construido por las manos de personas que llegaron de diferentes partes del país, en la mayoría de los casos buscando un mejor futuro y una vida sin violencia. Son 744 las familias desplazadas en el transcurso de esos días del abril 2004.  Contagio Radio entrevistó a Norvey Caro Duque, uno de los líderes de esta comunidad reside ahora en Florencia, Caquetá, a la espera de poder regresar a Peñas.

“Siempre es valioso hablar de nuestro pueblo, que se quedó en nuestros corazones a pesar de no poder ni entrar“.

Salimos desplazados del 25 al 29 de abril, hace casi 19 años

El día 25 por la mañana llegaron 4 aviones bombardeando alrededor del pueblo, después de eso y dos o tres vueltas que dieron metiéndole terror a la gente, llegaron 24 helicópteros descargando ejército y policía. Hicieron varios viajes, es mucha la cantidad de ejército y policía que descargaron en el caserío. El Caguán es una zona donde vivían las Farc, aunque no en el pueblo sino en el monte y por toda la región – estratégicamente ubicada en el triángulo Metá, Guaviare, Caquetá -; las fuerzas militares de hecho la consideran Zona Roja.

“Peñas Coloradas fue bombardeada a los alrededores con el pretexto que era un ablandamiento militar, pero nosotros no éramos guerrilleros, somos campesinos. El que diga que fue obligado a salir del pueblo puede estar mintiendo pero a nosotros nos metieron terror psicológico: los helicópteros volando, se escuchaban balas por todas partes. Había soldados entre el caserío con el brazalete de AUC, se lo quitaban y cuando la gente le reclamaba contestaban: “no nos tengan miedo a nosotros, tengan miedo de los que vienen detrás que son los de la motosierra”.

Preocupados y asustados por lo que podría seguir, los habitantes de Peñas que conformaban la Junta de acción comunal, en esa época en cabeza del señor Orlando Posada, se reunieron con los mandos de la policía y del ejército y “se les pidió el favor que salieran del caserío, que si tenían que pelear con las Farc que se fueran para el rio porque lo que estaban haciendo era usar las personas de Peñas como escudo”. La respuesta fue que era orden presidencial y que no iban a desalojar el pueblo.

“El tercer día cuando nos levantamos empezamos a ver el pueblo rodeado por trincheras, era evidente que no se iban a ir y que nosotros estábamos en peligro: si era cierto que se estaban peleando con las Farc, las Farc podían tirar un cilindro y acabar con todos nosotros ahí. Se reunió otra vez toda la comunidad y se tomó la decisión de salir y dejar el pueblo. Nos fuimos.”

De una vez se fueron a los deslizadores, a los botes, con lo poquito que podían cargar, la idea era que por tarde a los 15 días estarían de vuelta y han pasado 19 años. Llegaron a la cabecera municipal Cartagena del Chairá y ahí les acogieron la Cruz Roja internacional, el personero y el alcalde y les dieron alojamiento en una parte llamada el Sena, donde se acomodaron como pudieron.

Peñas Coloradas se formó con gente que llegaba de todo el país en busca de un mejor futuro, entonces al pasar esto ya muchos tomaron la decisión y se devolvieron a sus tierras, otros se instalaron en otras partes. Hoy en día hay 6 asociaciones (en Cartagena del Chairá (Caquetá), Florencia (Cauca), Florencia (Caquetá), Santa Rosa de Cabal (Risaralda), Cali (Valle), Santander de Quilichao (Cauca)) y una Junta de acción comunal que es de las personas que retornaron por cuenta propia a través del tiempo alrededor de Peñas.

“Nosotros a pesar de estar lejos siempre hemos estado unidos y hemos hecho la conmemoración casi todos los años del desplazamiento y siempre hemos insistido y hemos luchado un retorno hacia nuestro pueblo.”

Peñas Coloradas hoy, un pueblo fantasma

Al cabo de un tiempo, entró otro alcalde y sin justificación de ninguna clase le entregó el caserío de Peñas Coloradas en comodato a las fuerzas militares. De esta manera se cerraron las puertas y todas las oportunidades para la comunidad de poder retornar al pueblo porque allá organizaron una base militar.

En el momento hay 115 familias que han retornado por cuenta propia sin apoyo del Estado, a los demás no se les permite ni siquiera entrar al caserío y ver el estado de sus casas, ruinas ya. Para eso, hay que hacer un oficio, entregar una hoja de vida y ver si dicen si o no. Las pocas veces que han podido acceder al área ha sido por las Naciones Unidas, con el Acnur o con el padre Giraldo. Las ultimas con la Unidad de Búsqueda y con la Unidad de Restitución de Tierras, pero aun así, en el momento en que entran les ponen el ejercito a vigilar donde van, donde entran.

El rio Caguán está conformado por núcleos, cada núcleo tiene cierta cantidad de veredas con Junta de acción comunal. Peñas pertenece al núcleo número 3, en el medio Caguán. A este núcleo le pertenecen 18 juntas, eran 18 veredas en esa época, y en el mismo desplazamiento salieron desplazadas con Peñas otras 4. Las personas que han podido retornar por cuenta propia retornaron a esas 4 veredas alrededor, donde están sus fincas y lo poquito que le quedó. En cambio, el caserío de Peñas tiene acceso al rio, y allí es donde los militares hacen los retenes.

“Todas las casas están en ruina, porque el techo se lo quitaron, los cable de la luz los sacaron y los quemaron para vender el cobre, la loza la vendieron por aluminio, las puertas de material las quitaron y las vendieron también. Ellos saquearon todo el pueblo como quisieron. Lo único que hay bueno es el puesto de salud, la escuela, el colegio, la plaza de toros, teníamos un local grande que llamábamos el Terminal y lo tienen ellos ocupados. Lo que era nuestro, todo es ruina.“

Norvey me cuenta que desde el retén que impide el acceso al pueblo él puede ver su casa, queda a 30 metros pero no le permiten entrar. Tampoco sacar fotos: “si saco el teléfono para tomar una foto de una vez me regañan o me quitan el teléfono. Todo lo que tenemos es de gente que disimuladamente de alguna u otra manera ha logrado tomar fotos. No lo permiten”.

Hoy en día la comunidad sigue luchando, peleando, por un lado u otro a ver por dónde van a recibir una respuesta. El comodato que se hizo entre el alcalde y el coronel del ejército que había en esa época, Jorge Iván Moreno Oveda, tenía validez desde el 31 de diciembre del año 2008 hasta el 31 de diciembre del año 2018. Pero en el documento dice que si las partes están de acuerdo de terminar el comodato se deben de pronunciar, si no se pronuncia vuelve y se prolonga automáticamente por otros 10 años, y esto fue lo que pasó. “Van a ser dueños del pueblo toda la vida”, comenta Norvey.

“¿En que argumentos se basan? Primero dijeron que Peñas es un terreno baldío y por ende es del Estado. No. Nosotros tenemos escrituras públicas de Peñas Coloradas desde el año ‘89, de las fincas que hay a los alrededores. Cuando vieron que tenemos escrituras públicas entonces dijeron que Peñas pertenece al parque Chiribiquete. Hay 47 kilómetros de distancia en línea recta, es demasiado, está muy lejos.

La universidad de la Amazonia ha hecho un estudio sobre el estado de la minería en la zona del rio Caguán y ellos encontraron que Peñas estaba en concesión desde el año ‘96 con unos pozos petroleros. Entonces a nosotros no nos sacaron ni por coca ni por guerrilla, a nosotros nos sacaron fue por el tema de la minería. En una ocasión hablamos con un coronel y le hicimos esa pregunta y él negó. Después dijo que si, toda esta zona tiene petróleo y el día que se inicie se inicia desde Santa Fe hasta Cartagena del Chairá.”

La persecución después del desplazamiento

Como si todo esto no fuera suficiente, después del desplazamiento la comunidad fue también víctima de persecuciones y hostigamiento. A algunos simplemente los miran por encima del hombro, a otros se los llevaron los paramilitares al llegar a otros departamentos, por el mero hecho de ser de Peñas Coloradas.

También empezaron los falsos positivos, “mandaban gente a la cárcel por manadas”. Dictaron orden de captura a más de uno: en la primera cogida fueron 76 personas en Cartagena. Los metieron a la cárcel y al tiempo le dijeron “que pena con ustedes, nos equivocamos” y los soltaron a todos. Norvey cayó en un grupo de 36 y a los 11 meses y dos días le dijeron lo mismo. Él salió en 2009 y puso una demanda que ganó en 2014, pero la Fiscalía la impugnó y al día de hoy aun está esperando que el Consejo de Estado firme la sentencia y la autorización de pago. Y así son muchos, a algunos le han pagado y a otros no.

“Nos fuimos a juicio. Me acusaron de un poco de cosas que yo no soy y por eso no acepté. En el juicio se determinó que los que nos estaban acusando estaban mintiendo. Porque en esa época la Fiscalía tenía un grupo de personas, entre ellos había desertores de los grupos armados y otras personas que contrataban ahí y les pagaban 500 000 pesos para que hicieran una denuncia contra cualquier persona y dijeran esa persona es tal cosa. Siete personas fueron las que hicieron esto conmigo y cuando hubo un careo yo pude demostrar que ellos estaban mintiendo. Y la persona que me acusó a mi acusó a 20 o 30 más, te imaginas a 500 000 por denuncia cuanta plata se ganaron esa gente?”

La estigmatización de los habitantes de Peñas pasó también por las palabras del coronel Castellanos, que en unos videos decía que este era un pueblo de guerrilleros, de cocaleros. “Nosotros somos campesinos, somos gente que somos enseñados a trabajar la tierra, a laborar en el campo, a producir para consumir. Pero desafortunadamente con ese apodo de víctimas nos quieren enseñar solamente a consumir, nos quieren volver parásitos, pero a pesar de todos estos años nosotros lo que queremos es volver a nuestro territorio, para seguir trabajando y poder vivir bien.”

Con todos los presidentes de todos los gobiernos se hizo el esfuerzo para retornar pero nunca se dio porque lo que se dice es que es Zona Roja, y nunca dejará de serlo según Norvey. Pues es un negocio, los militares tienen una bonificación mensual por estar ahí, y ellos mismos no van a decir que ya no lo es.

La conformación de Peñas, una familia de hermanos de corazón

“Decimos que no somos hermanos de sangre pero todos somos hermanos de corazón porque sentimos el sufrimiento del otro, cualquier cosa que tenga que ver con nuestra comunidad le duele a uno.”

La gente empezó a llegar a este territorio de diferentes departamentos a finales de los años ‘70, Norvey llegó en el ’84 desde rio Frio, Valle. A su mama le tocó salir de ahí corriendo con los tres hijos cuando le mataron al marido, y de carambola llegaron allá; lo que no sabían es que desafortunadamente venían buscando otro desplazamiento más.

“Nosotros hicimos nuestro pueblo. A pura base de sudor y sufrimiento de todos porque el Estado nunca no nos apoyó en nada. Entonces aprendimos que la necesidad de uno era la necesidad del otro. Si en Peña se enfermaba alguien entre todos recogíamos y lo despachábamos de una vez para donde el médico, si se moría alguien entre todos recogíamos y le hacíamos el entierro lo más bonito que se pudiera. En Semana Santa era muy bonito y en Navidad y año Nuevo también, hacíamos unas fiestas donde todos vivíamos integrados. Fuimos y somos actualmente enseñados a esforzarnos para conseguir las cosas que nos proponíamos a beneficio de toda una comunidad.«

Concesión de Norvey Caro Duque

Nunca han desmentido la presencia de las Farc ahí, porque pues era un hecho. “Se volvieron la ley de la región, arreglaban los problemas de la gente que peleaba… había un comité conciliador pero cuando no podía ya ellos le echaban mano y arreglaban el problema. Nosotros como comunidad aprendimos a vivir al pie de ellos.”

Es que si tu ibas a comprar una aguja en Peñas la encontrabas, y si ibas buscando un carro o un motor, también. Era un pueblo sin ejército y sin policía y los guerrilleros iban a hacer sus compras o sus encargos ahí. Al estar ahí, también muchos jóvenes ingresaron las filas, entonces también se encontraban las familias de personas que cogieron las armas.

Tampoco se puede negar que la región del Caguán fue una región muy cocalera, pero la comunidad según relata Norvey ya estaba empezando a ver que eso no era ninguna garantía, solo les iba a llevar más problemas día tras día. Ya tenían en las fincas cultivos de caucho, de cacao, tenían un molino donde se rastrillaba el arroz que la gente sembraba y sacaban cantidades. Tenían un trapiche panelero con el cual sacaban la panela para la región. Se formó una cooperativa que en sus inicios se llamaba Fes: a una persona con finca, que tuviera buenos pastos, se le daban cuatro o cinco novillas y un torete, a los cuatro años se devolvían así como se habían entregado de ese tamaño y dos o tres de ganancia, y se les daba a otro campesino. De ahí se formó Asoes que hoy en día tiene contratos y negociaciones con el Banco Agrario que permiten que estén saliendo préstamos para poder invertir en ganadería.

La ilusión del retorno

Este año también se va a hacer la conmemoración de los 19 años del desplazamiento en Cartagena del Chairá, aunque participaran solamente los de la comunidad que siguen viviendo en el departamento del Caquetá por la dificultad de mover la gente por el tema económico. Se han invitado varias personalidades y algunas instituciones innternacionales para que acompañen. Una delegación de veinte personas hará un recorrido hoy a Peñas Coloradas, entre ellas estarán miembros de Justicia y Paz, de la Asociación de desplazados de Peñas Coloradas, de Reconciliación Caquetá, de las Buscadoras, entre otros. La intención es dejar claro que a pesar de que todo esté destruido, la comunidad quiere regresar. Ellos son sujetos de reparación colectiva y entran en los macro casos de la Jep 08 (desplazamiento forzado por parte de las fuerzas militares) que ya empezó y 10 (desplazamiento forzado por parte de las Farc). Las posibilidades son el retorno o la reubicación. Y a pesar de todo ellos prefieren la primera opción.

Al momento actual, la comunidad tiene un dialogo abierto con el Alto Comisionado de paz Danilo Rueda, quien dice que los va a apoyar con el Gobierno para poder retornar en etapas, cumpliendo así la gran ilusión de muchos y terminando con esta odisea y sufrimiento.  Lo que buscan es conseguir una cita con el Ministro de defensa para poder sentarse y llegar a un acuerdo. No exigen que el ejército salga de la región sino solamente que se retiren del caserío y que los dejen volver para volver a construir.

“Es algo que todos como comunidad pensamos mucho pero estamos viendo que volvieron a entrar a unos acuerdos de paz con toda esta gente nueva que hay y somos conscientes de que el error con la guerrilla vieja fue que el Estado no ocupó los lugares donde estaba esa guerrilla. Nos queda muy duro a nosotros decir al ejército que se vaya, no podemos. Que los preparen psicológicamente para que puedan vivir con la comunidad, ellos en su base y nosotros en nuestro pueblo. Donde estamos nos toca pagar arriendo, nos toca jornalear, mejor volvamos a donde tenemos el corazón metido, y si vamos a jornalear vamos a jornalear para nosotros mismos. Todo esto nos impulsa a regresar. Además esa región es muy buena: si usted no tiene carne que vaya a pescar y encuentra pescado, hay demasiada cacería en el monte, se puede cultivar el plátano, la caña, el arroz, la yuca, todo. Teníamos unas expectativas grandísimas, de hecho antes teníamos el acceso solo por rio y hoy están entrando carros, ya cuando medio hay una trocha usted puede sacar su producido por ahí. Todo se ha querido ir dando y nos sigue dando ilusión.«

También tienen propuestas y proyectos para volver a vivir del campo y de los productos licitos que esta tierra puede ofrecer.

“Un posible proyecto o propuesta que tenemos es que el Estado compre tierras para los que van a retornar y puedan volver a empezar el tema del campo. Las victimas según dicen son el centro de los acuerdos de paz pero la realidad es que a las Farc, a los reincorporados, le hicieron pueblos, caseríos, yo he visto una cancha de futbol sintética, restaurantes, sus casas prefabricadas pero bien hechas. Si nosotros somos las víctimas y el centro será que no tenemos ese mismo derecho? A ellos actualmente le están dando la remesa mensual, y son los victimarios. Pues que nos sostengan también un año mientras que los proyectos productivos empiezan a producir, tampoco estamos diciendo que nos mantengan toda la vida. A mí me han dado 3 ayudas humanitarias en 19 años, a ellos le dan su salario mensual desde 2016, pero a nosotros nos desconocen.”

Norvey me comenta también que el ve que en cualquier momento puede haber un fallo. En 2006 la comunidad puso la denuncia donde se demandan al ejército y a la policía; los abogados de ellos vincularon en un segundo momento también al municipio de Cartagena del Chairá y al departamento del Caquetá. En 2013 les dejaron hacer el peritaje porque hasta ese momento no les dejaban entrar y no habían podido demonstrar los daños. Del año 2013 hasta estos días la juez estuvo estudiando el informe y hace tres meses se cerró la parte de pruebas y el procurador le exigió que cierre y empiece a asumir que la comunidad es víctima del conflicto armado por parte del Estado.

La comunidad ya tiene también derecho de igualdad por la sentencia que se pronunció a favor de la única familia que en 2012 logró que el Estado fuera condenado. Ellos tenían una empresa con volquetas, bulldozers, maquinarias con las que estaban haciendo las carreteras y perdieron todo en el desplazamiento. Por esta razón presentaron una demanda individual a parte de la colectiva y la ganaron, mientras que a los demás les tocó inclusive apelar a la Corte Internacional de Derechos Humanos con una queja para que le hicieran presión al juzgado en Colombia sobre ese tema.

Pedagogía de paz para un futuro de paz

“Primero, todos somos responsables, uno no puede decir son. Esto no es de uno solo es de todos y la paz la logramos es entre todos”. Así me contesta Norvey al preguntarle que se necesita hacer en Colombia para lograr la paz. Hay que hacer pedagogía en las escuelas y en las universidades, me dice, donde se hable y se aprenda a descargar el corazón del odio y del rencor para poder vivir en paz. Pero no con profesionales que nunca han vivido el conflicto y hablan de una manera que los muchachos no entienden; la pedagogía se debe hacer si con profesionales, pero también con victimarios y víctimas del conflicto, para que los jóvenes sepan la versión de cada uno.

Me menciona también el tema de derechos humanos en las fuerzas militares, “porque aquí un muchacho entra a pagar servicio militar por la libreta y desde que entra allá ya le están hablando de guerra de que hay que matar al guerrillero, al paramilitar, que hay que atacarlos que hay que darles bala”. Propone entonces una buena pedagogía de derechos humanos en los batallones y en las escuelas militares, para que los muchachos vean que no es solamente ir y matarlos si no que se puede hablar, para buscar una manera de que el conflicto y la violencia no sigan.

Adicionalmente se necesita encontrar solución al narcotráfico, de lo contrario no se puede hablar de paz porque con la paz el narcotráfico se va a acabar y muchos no van a ganar el mismo dinero. “Es algo que influye demasiado en este conflicto, mientras no encuentren una solución de que la coca no quede valiendo nada, se sigue alimentando la violencia”.

“Un amigo me dijo: la paz no es de la izquierda o de la derecha; la paz es de todos los colombianos. Desafortunadamente a esta paz le han puesto política pero no tiene nada que ver, la paz está en el interior de nosotros”.

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