Mientras caminábamos por las laderas que se convirtieron en las calles de este caserío, el ladrido de los perros indicaba la presencia de personas extrañas por lo que la gente se asomaba para ver quién andaba por ahí. Al ver la cámara salían curiosos a preguntar la razón de nuestra presencia y nos manifestaron la precaria situación por la que están pasando debido a la cuarentena.
“Muchacho usted es de la prensa ¿cierto?…Venga, por qué no nos graba, nosotros necesitamos ayuda y aquí nadie viene, solo ustedes”. Decía una mujer desde la puerta de su hogar
Al entrar a su casa construida con madera, ladrillos y cemento, pudimos notar la situación en la que vivía: el baño se encontraba al lado de la cocina separado por una teja de zinc; la luz que entraba por una ventana sobre la cocina servía también de área de secado para su ropa…Doña Deisy, se encontraba incapacitada por una herida en su dedo que se infectó, por lo que no ha podido trabajar y por lo tanto tampoco ha tenido muchos recursos para alimentarse. Ella nos dijo que ha intentado rebuscarse el sustento de otras formas, pero con la cuarentena se le dificulta el doble conseguir algo.