La desaparición forzada en la frontera, un drama invisibilizado

La desaparición forzada en la frontera, un drama invisibilizado

Foto: Ciudad Comuna

Este miércoles, 14 de octubre, el Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda -COFB-,y ASOVICOMPI entregó a la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas –UBPD– el informe «Huellas de Encuentro: si estoy en tu Memoria, hago parte de la Historia», sobre desapariciones forzadas en la frontera con Ecuador.

De acuerdo con datos del informe, en el 2020, hasta el 27 de agosto de 2020, se reportaron 138 casos de desaparición en los municipios de Tumaco, Pasto, Túquerres e Ipiales; 7 en Tumaco, sin resultado alguno a la fecha, 124 en Pasto, de los cuales, 34 se encuentran con vida, 4 muertos y 86 en condición de desaparecidos; 7 en Ipiales, sin información sobre su localización y en Túquerres, no se identificó ningún caso.

De los 138 casos, el informe establece 40 casos de desaparición forzada en el contexto del conflicto armado en la zona frontera con Ecuador, principalmente en el departamento de Nariño, los municipios Puerres, Córdoba y Carlosama y en el municipio de Ipiales, en los corregimientos de la Victoria y Sucumbíos. (Le puede interesar: UBPD pide protección para sitio de inhumación en El Copey (Cesar)

Variables de los 40 casos de desaparición

Con relación a los rangos de edad, la tendencia victimizante afecta en su mayoría a personas entre los 18 a 49 años de edad (3 de cada 4 víctimas). No
obstante se presenta ausencia de información para tres casos.

Con respecto a la ancestralidad, el informe indica que hay una leve presencia de indígenas, con dos víctimas, «mientras las personas con ancestro mestizo representan a tres de cada diez víctimas reportadas, – aunque, también se reporta la ausencia de información para seis de cada diez casos-».

Cuando la información es escasa, incompleta o no suministrada, se codifica 9999999

En relación a los casos denunciados a autoridades, el 57.5% (23) de los casos ha presentado la denuncia ante Fiscalía General de la Nación, 7.5% (3) casos fueron denunciados ante la Inspección de Policía y el 14% de los casos, no
ha presentado denuncia ante autoridad. Los procesos denunciados, se encuentran activos.

Por otro lado, los casos no reportan una posible ubicación para las víctimas, sin embargo, las narraciones en el proceso de victimización «refieren veredas o municipios relacionados con la comisión del ilícito». Con respecto a la modalidad de la desaparición, entre siete y diez de los casos tienen un componente forzoso (reclutamiento forzado o desaparición forzada), mientras los 30 restantes no cuentan con información en este aspecto.

En cuanto a la época en que se presentaron los casos, se dieron principalmente entre los años 2000 y 2005, en que la presencia de actores armados es alta, pues el territorio se convierte en área de corredores estratégicos.

Adicionalmente, el informe señala que la desaparición afecta más a hombres que a mujeres, con 29 y 11 casos, respectivamente. Sin embargo, las mujeres son quienes suelen asumir la búsqueda de su familiar, así como la carga familiar.

«Encontrar a nuestros seres queridos vivos o muertos, pero los queremos».

El informe también reconoce las implicaciones a nivel psicosocial que experimentan los familiares al momento de la desaparición, principalmente las mujeres, madres, hermanas, tías, parejas y esposas que esperan encontrar a sus familiares y que «les ha tocado sacar a sus hijos y nietos adelante, sin tener muchas veces los recursos con que sostenerlos y teniendo además que sobrellevar las emociones que les causa no tener información clara sobre sus seres queridos».

Durante la entrega del informe, la representante de los familiares de las víctimas expresó «no es suficiente encontrar y decir «desapareció» sin saber qué pasó con los familiares y porqué les sucedió esto […] esto no es fácil, es muy duro, es como darle a uno un golpe». (Le puede interesar: 528 años después continúa el exterminio para razas y sectores sociales)

Finalmente, agregó que se debe seguir luchando teniendo siempre presente el «encontrar a nuestros seres queridos vivos o muertos, pero
los queremos» para obtener la verdad sobre lo que pasó con sus familiares y poder llegar a la vejez tranquilos y sin la angustia diaria.